Era el año 2018 y por aquel entonces tenía una Suzuki Burmang de 400 y salía siempre solo en moto…
Un día pasando por Torrevieja vi un grupo de moteros y decidí seguirlos porque yo no conocía rutas ni nada del mundo motero, los seguí un rato y al llegar a Algorta y ponerse en rojo el semáforo, se notaba mucho que les seguía, entonces le pregunté a uno de ellos si le importaba que les siguiera… me contestó que no, que iban al moto almuerzo de Algorfa que me uniese a ellos…
No conocía a ninguno de nada, pero tenían mesa reservada para ellos y me dejaron un sitio.

Perdí la cuenta de las cervezas a las que me invitaron. Además me dijeron que me pusiera con ellos para hacerme las fotos de grupo con la placa conmemorativa del evento… y así fue como conocí a Dorsal Zero.
Desde entonces estoy con ellos… una de las cosas que más me ha gustado siempre de esta hermandad motera es que es como la ciudad de Torrevieja, seas de la ciudad o del país que seas,

y aunque cada uno seamos de un padre y una madre y con nuestras «cosicas» cada uno… aquí somos todos iguales y te acogen como un hermano más.

Y para mí, enriquece mucho conocer personas tan distintas y ver lo unidos que podemos estar gracias a nuestra pasión por las motos…

Y así es como entró el primer «Benejusero’ a la Hermandad Dorsal Zero de Torrevieja…
Ahora somos unos cuantos más y no solo de Benejúzar.

 

 

DESDE DORSAL ZERO añadimos lo siguiente:

 

Queremos dar las gracias a este gran motero y, sobre todo, mejor persona, por compartir una historia tan auténtica y llena de corazón. No es fácil lanzarse solo a rodar sin conocer a nadie, y mucho menos tener el valor de acercarse a un grupo desconocido con la única guía del instinto y las ganas de formar parte de algo más grande.

Ese día en Torrevieja, con su Suzuki Burgman y su espíritu inquieto, no solo encontró una ruta… encontró una hermandad. Su historia refleja la verdadera esencia de Dorsal Zero: la acogida, la igualdad, el compañerismo sin importar de dónde vengas o quién seas. Esa mesa en Algorfa fue solo el principio de muchos kilómetros, muchas cervezas compartidas y muchas risas entre hermanos.

A ti, el primero de Benejúzar en unirte a esta familia motera, gracias por ser ejemplo de humildad, de apertura y de pasión verdadera por las motos.

Hoy ya sois unos cuantos más de tu tierra en esta hermandad, y eso dice mucho de ti, de lo que contagias, de lo que sumas.

Porque en Dorsal Zero, como tú bien dijiste, “aunque cada uno seamos de un padre y una madre y con nuestras cosicas… aquí somos todos iguales”. Y eso, amigo, lo llevas por bandera.

¡Nos vemos en la carretera, hermano!

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